Te quiero, por tanto, te quiero

Te quiero, por tanto, te quiero

Leído 342 veces
Esplín, Amor

04 Jun 21

Qué confuso, verdad... ¿Amarte o querer tenerte? Tendemos a confundir los dos. El amor es mucho más venerable, mucho menos venal. Pero en fin es lo mismo, es sólo una cuestión de perspectiva.

El amor se sentiría como un regalo. Tiene esta connotación de una ofrenda al otro. Es desinteresado, es puro.
Querer en el sentido de querer tener por el contrario evoca una idea de captura, de tomar algo del otro: «Anhelar conscientemente algo cuya posesión o realización llena una necesidad del alma, espíritu o cuerpo.». Pero amar también es en realidad sólo: «Sentir, por afinidad natural o electiva, una fuerte atracción por alguien o algo».
«Posesión, realización», «Atracción» ... van tan bien juntos ...
Seamos claros: al final, es lo mismo. Este amor que tengo por ti ahueca en mí una falta que se expresa en deseo. Es el foco que es diferente. El amor hace foco hacia el otro, mientras que el querer tener reduce el bello sentimiento a nuestra propia codicia. El amor es, por tanto, una dinámica egocéntrica. ¿No sería aún más honesto decir «tomar amor» cuando piensas «dar amor»?

Cuando el amor fluye a través de mí, despierta en mí algo sensible, frágil. Quiero intentar, tratar de reducir esta fractura. Buscaré curar mi herida esencial. La que se vuelve a abrir cuando entro en contacto con el otro. Así que te deseo. Quiero tomar amor para calmar esta mordedura que me escuece. Y en la locura de mi deseo, quiero poseerte. Te tengo en mis brazos, entre mis piernas, en mis manos. Quiero suspender este momento que me hace sentir tan bien, para que me pertenezca, que lo controle, que pueda hacer con él lo que quiera, saciando mi angustia atávica.

«Te amo» es, por tanto, el testimonio de un sentimiento, que muchas veces por timidez ante la expresión de los sentimientos en España está reemplazado por «Te quiero».
«Te deseo» es la expresión de la falta.
«Te quiero (tener)» es la expresión de la solución que se pondrá en marcha para llenar este vacío.
Es un proceso simultáneo.

Siempre podemos intentar amar desinteresadamente, como sugeriría esta bella frase de Andrés Castuera-Micher:
«Te estoy tejiendo alas.
Sé que cuando termine, te irás.
Pero no soporto verte sin volar.»

Pero, ¿hasta qué punto podremos, petrificados en nuestra condición humana, soportar esta carencia que nos consume si no consumimos su antídoto, si no nos dejamos invadir por el deseo, si no pretendemos poseer aunque sólo sea un poco del otro para aliviar y calmar el ardor de ese vacío dilatado y fascinante que nos provoca el amor?

Te amo. Te deseo. Te quiero.

Quieres decir algo?

Recibir por email las respuestas a este post    

Anti-Spam : Escribir 342 en el cuadro